Monterrey y Linares – La familia unida!


Blog de México parte 1: escrito por Luli

Mi bisabuelo llamado Ismael, nació en Linares, México. Inexplicablemente salió de la pequeña burbuja de su pueblo para convertirse en un viajero que terminó instalándose en la Argentina. Se casó con mi bisabuela, y a los 3 años de tener a mi querido abuelo Carlos Ismael, le tocó dejar este mundo. Así fue como por varios años se perdió el vínculo con la familia mexicana, hasta que en 1974 el tío Roberto de México, primo de mi abuelo, viajó a Argentina por un congreso médico y se propuso encontrar a su familia perdida. El reencuentro se concretó, y al año siguiente fueron mis abuelos los que viajaron a México. Solo de pensar lo que debe haber sentido mi abuelo al pisar las tierras de su padre y reencontrarse con su familia, se me pone la piel de gallina.

Sería absurdo contar con detalle todo lo que hicimos durante los seis grandiosos días que pasamos en Monterrey y Linares, pues todo momento vivido fue acompañado de sensaciones que no se pueden explicar con los dedos moviéndose sobre el teclado. Pero puedo asegurar que, a Martín, a mi mamá y a mí nos hicieron vivir unos días de pura fiesta, en los que compartimos mucho más que música, bailes y exquisitas comidas típicas.

Cuánto disfrutamos la visita a las Grutas de García junto a los artistas de Judith y Alejandro, y también a Ismael, cuya amabilidad y esmero por completar el árbol genealógico no tiene límite.

Como olvidar a los mariachis de Linares! Que aparecieron por sorpresa para hacer que la fiesta de 40 personas se convierta en un fiestón. Y a la tía Eva, que con sus 97 años de edad y su escasa movilidad se levantaba de la silla para ponerse a bailar. Los enérgicos bailes de Muñeca, la tía solterona de la familia, que desde joven tenía claro que no quería casarse porque así era feliz. El cariño con el que Eva organizó la reunión, y como su hermana Lourdes se vino desde Washington DC especialmente para acompañarnos aquel día.

El amor con el que Nydia y Luis nos hospedaron en su casa y nos acompañaron en todo momento. Las visitas de Bernardo y Magary. Rosie y su adorable familia. Como nos gustaría tenerlos más cerca! Jamás olvidaremos la comida en lo de Gualo, con un riquísimo menú preparado por el patriarca Roberto cuyo ingrediente secreto descubrimos que es el amor, y cantando todos al unísono la canción “Querida” de Juan Gabriel.

Créanme que no importa cuántas veces mire el árbol genealógico, siempre me pierdo porque somos demasiados (como explica Martín: es que no existía la televisión!). Por momentos creo entenderlo pero inmediatamente me vuelvo a marear: “entonces octaviano tuvo…9 hijos? Y sus hijos son primos de Carlos? O de Ismael? “. Pero llega un punto en el que el quien es quien deja de tomar importancia. Basta con saber que tenemos antepasados en común, un origen, para que cada una de esas personas sea especial. Gracias a esta gente de tiempos pasados ocurrió el milagro de que durante esos días estuviéramos todos reunidos celebrándole a la vida.


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