Despedida de México en el caribe y Bacalar


Blog México parte 33

Ya sin nuestras visitas, estábamos libres para disfrutar el caribe mexicano, esta vez a nuestro ritmo. Nos quedamos un par de días más en Cancún: donde menos pensábamos quedarnos resultó ser nuestro destino más visitado de la Riviera Maya. Tuvimos la suerte de poder instalarnos en un estacionamiento con vista a playa “Delfines”, una de las pocas playas públicas que hay entre los monstruosos resorts all-inclusive. Ahí estábamos nosotros, donde otros pagan 200 dólares la noche promedio. El color del mar de Cancún es el más intenso azul-turquesa de toda la costa. Es tan impresionante que pareciera que le pusieron colorante artificial.

Continuamos a Puerto Morelos, donde pasamos un ventoso finde junto a los viajeros con los que pasamos año nuevo: Hakan y Ayse, más los chicos de Ohlavan. Los tres estacionamos en una calle que da a la playa, rodeados de departamentos vacacionales. Hicimos camping callejero: de noche poníamos las sillas y mesas en la calle para comer todos juntos cruzando un poco la raya de la civilización, pero la policía nos saludaba cada vez que pasaba. Como si fuera poco, cayó “La Chirusa”, una camioneta argentina formado por una familia con una adorable nena de 3 años. No tuvieron la misma suerte los chicos de MotorBar, un colectivo argentino que se van costeando el viaje vendiendo cerveza artesanal hecha por ellos. Resulta que luego de un par de días la policía los echó del balneario a estos hermanos cerveceros, pero no antes de que pudiéramos probar su excelente cerveza artesanal.
Llegó el momento de despedirnos de los turcos, otra vez “This is our last night”, pero no sin que antes nos cocinaran manjares de su tierra (y algunos tequilas de más también…).

Volvimos a Cancún, a nuestra querida playa pública, con el objetivo de visitar Islas Mujeres que se encuentra en frente. Tomamos una excursión en lancha que nos llevó a hacer un genial snorkel y a Playa Norte, sin duda una de las playas más paradisíacas en las que estuvimos. Es increíble la cantidad de peces que conviven con los turistas en esta “piscina caribeña”. Terminamos disfrutando de un almuerzo de pescado fresco hasta reventar. Nos gustó tanta la excursión que volvimos al día siguiente con los chicos de Ohlavan y una nueva GoPro 5.

Playa Norte con los chicos de Ohlavan.
Snorkel en Playa Norte

Y fue llegando gente al baile: esta vez se sumaron a “nuestro” camping playero los chicos de OffRoad Travelers, que habíamos conocido en Yucatán, y el camper también alemán “Señor Sepp”, un motorhome todo integrado que nos enamoró por su tamaño y comodidad (debemos confesar que nos encanta entrar a todos los campers y chusmear las distintas formas de viajar). Aprovechando el drone de Ohlavan, hicimos una panorámica aérea playera del encuentro de campers en el medio de Cancún y sus hoteles 5 estrellas.

Amanecer “Camper” en Cancún

Los chicos de Ohlavan decidieron acompañarnos durante nuestro camino a Bacalar, así que continuamos viaje a nuestra primera parada: Playa del Carmen, donde disfrutamos de la querida taqueríaEl Fogón” y de algunas compras en la peatonal.

La taquería “El Fogón” en Playa del Carmen

Volvimos a Tulum, a encontrarnos con los otros campers argentinos en el supermercado Chedraui. Esta vez la diversidad era mayor: desde el auto polo argentino sin asientos traseros (jamming porahi), hasta un motorhome enorme y lujoso de una pareja de ingleses. Conocimos al “Sapito latino”, unos argentinos que viajan hace 5 años (la artesanía y cursos de alimentación sana los mantiene sobre ruedas). Pasamos el finde en Tulum, disfrutando de la vida social y de su extensa playa. Algunos se iban, otros llegaban, como fue el caso de la familia francesa de “Escapade en famille” con quienes compartimos nuestras famosas lentejas tailandesas.

Tuvimos nuestro primer arreglo importante de la camioneta. Resulta que sentíamos un ruido tipo trencito en el chasis. Tuvimos que volver a Playa del Carmen a parchear una pieza de la transmisión y cambiarle las crucetas. No pregunten porque no entendemos del tema.

Ya con el tema aparentemente resuelto, manejamos hasta Bacalar. Este destino era para nosotros bastante especial por la historia que había detrás: hacía dos años habíamos ido a Playa del Carmen durante nuestras vacaciones “normales”. Nos recomendaron que visitáramos Bacalar, la laguna de siete colores. Cuando buscamos fotos del lugar nos queríamos matar por no tener días suficientes para manejar hasta aquel destino. Por lo que Bacalar fue uno de los empujones que nos dio la vida para animarnos a realizar esta gran aventura.

El color “caribe” de esta laguna de agua dulce es increíble.

Llegamos a este lugar con la idea de estar un par de días nada más. Sin embargo, nos terminamos quedando un poco más de una semana. Por un lado, estuvimos muy bien acompañados en todas nuestras actividades por Moira y Graeme, los ingleses del motorhome GIGANTE (hasta tienen lavarropas!!!) y por Kevin y Marilena, pareja europea cuyo viaje estaba finalizando. La verdad es que pegamos muy buena onda, y además de deliciosas comidas llegamos a compartir una excursión en velero, varios paseos en kayak (tanto a los rápidos como al canal de los piratas), los chapuzones en los cenotes azul y negro, y muchas charlas divertidas.

Que buena vida!
Camping callejero por una semana con nuestros amigos ingleses.

Por otro lado, luego de estar casi seis meses en México, la idea de cruzar a otro país no nos resultaba sencilla, nos encariñamos mucho con este país que tanto tiene para ofrecer. Estaban el motorhome gigante, nuestro camper, y el auto de los europeos estacionados en la plaza principal del pueblo, frente al exquisito restaurante “Mango Chile”, con wifi y agua corriente, y a una cuadra del puestito callejero Rasta Taco (donde se consiguen los tacos de pescado y camarón más ricos de Bacalar). Y todo esto con vista a un lago espectacular, de colores intensos de otro mundo, que te transmite una paz enorme. Que más podíamos pedir? ¡Estábamos como en casa! Pero nada es para siempre, y llegó el día en el que con una lágrima en el corazón tuvimos que decir: Adiós México, esperamos volver a visitarte nuevamente!


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